Hasta el Siglo XX, el nacimiento al igual que la muerte tenían lugar generalmente en el hogar; ambos eventos naturales por excelencia; similares aun cuando uno es el principio y el otro el fin; impredecibles ambos….. con el pasar del tiempo y los avances tecnológicos se han desnaturalizado, se han medicalizado y ello ha traído como consecuencia un alto impacto tanto en el plano económico como en los aspectos emocionales y culturales.

Seguramente algunas de nuestras abuelas nacieron en casa: sin intervención, de forma natural y apacible, ayudadas por otras mujeres, compartiendo esa fortaleza física y emocional que las caracterizaba.

Los médicos se fueron introduciendo gradualmente en el proceso del parto debido por un lado a las restricciones impuestas a las parteras sobre el uso de cualquier instrumento médico y por otro a la profesionalización del campo de la medicina.

Con la expulsión de las parteras y la obligación del médico familiar a tener una especialidad, el campo de la obstetricia empezó a extenderse hasta llegar a ser la rama de la medicina que es hoy. Junto con esto creció la idea de que el parto era inherentemente peligroso y requería de una constante intervención técnica.

En las últimas décadas, el acelerado avance de la tecnología médica ha generado importantes innovaciones y cambios para la atención del embarazo y del parto. No se discute que con ello tanto la seguridad materna como infantil se ha incrementado, así como la posibilidad de concebir y lograr nacimientos que en otro tiempo no se hubieran concretizado… pero con toda esta ganancia también ha habido pérdidas. Se han olvidado de la mujer y no sólo ha perdido el protagonismo, además:

la posibilidad de expresar sus más intensas emociones: como permitir que el dolor y el esfuerzo del nacimiento se expresen -aquellas mujeres que optan por alternativas no farmacológicas son criticadas o ridiculizadas inclusive por personal de salud-

la posibilidad de expresar sus deseos y necesidades: como libertad de movimientos, intimidad, no intervenciones, alternativas que faciliten el nacimiento, estar con su pareja y no ser separados, permanecer en un ambiente agradable

se le apresura, se le limita, se le programa: el acercarse a la fecha probable de parto y no presentar signos indicativos de proximidad o inminencia de parto es un factor de riesgo potencial: “hay que contar los movimientos (semana 38)”, “hay poco liquido”, “placenta calcificada”, “debería de estar ya encajado”, “el cervix no está blando”, “tu bebé es un producto valioso que no hay que arriesgar”, “es mejor una rajadita arriba que una abajo”, limite de tiempo para la primera y segunda etapa del parto…

Las mujeres expresan su impotencia por la falta de participación y de comunicación asertiva con su ginecólogo y/o con el personal de salud: Todas las mujeres son tratadas de la misma manera aunque cada parto es único y diferente. El ámbito hospitalario genera ansiedad y temor en las futuras madres, algo que se contrapone a la tranquilidad y la confianza imprescindibles para un parto sin problemas ya que esta ansiedad puede llegar a detener las contracciones.

Muchas son victimas de una cascada de intervenciones :

Tricotomía
Enema
Sueros con occitocicos
Analgésicos y Anestésicos
Monitorización continua
Imposibilidad de deambular
Amnitomía
Posición de Litotomía
Episiotomía
Fórceps
Período de separación de la madre y su bebé
Falta de apoyo y de conocimiento en el inicio de la lactancia

América Latina, líder en cesáreas

grafica01

Con lo anteriormente mencionado podremos comprender por qué muchos nacimientos no siguen su curso normal. Conseguir vivir un parto vaginal en Monterrey es un verdadero triunfo, parecería que apenas gracias a la revista Newsweek nos dimos cuenta que somos la ciudad del mundo en donde más operaciones cesáreas se practican.

Veamos la siguiente gráfica correspondiente a nacimientos ocurridos en Agosto del 2001. ¿Será posible que tantas mujeres regiomontanas no podamos parir vaginalmente y que tantos bebés regiomontanos estén en peligro?

grafica02En 1985, La Organización Mundial de la Salud fijó en 15 por ciento la tasa más alta aceptable de cesáreas, basándose en las tasas prevalecientes en los países con las tasas de mortalidad perinatal más bajas del mundo.

Según un creciente número de médicos y especialistas en salud pública, la elevada tasa de cesáreas en América Latina es una aberración causada por factores financieros, educativos y políticos.

Durante los últimos 30 años la incidencia de este procedimientoha aumentado a un ritmo constante, en parte por:

La difusión de técnicas de monitoreo fetal que permiten a los médicos una visión más detallada (aunque frecuentemente exacta) de los riesgos de nacimiento de cada bebé.

Esa tendencia a veces es acentuada por padres ansiososque tienen percepciones erradas o exageradas acerca de
los riesgos de partos vaginales, especialmente cuandola mujer ya ha tenido un parto por cesárea. Son las mismas
mujeres las que reclaman la cesárea, por considerarla-erróneamente- un método más seguro, indoloro, sencillo
y cómodo.

Para los médicos, la cesárea es más conveniente, porque permite planificar el momento del parto, fuera del horario de consultorio. Además, la cesárea dura apenas una hora mientras que un parto normal requiere muchas horas de trabajo

Existe cierto temor a las consecuencias legales: es mucho más fácil demostrar por qué se practicó una cesárea que por qué no se la hizo.

Los seguros médicos, algunos de los cuales reembolsan a los hospitales , a los doctores o a los usuarios una tasa más alta por las cesáreas que por los partos normales.

Como resultado de estos factores, en muchos países la tasa de cesáreas se ha duplicado en los últimos 25 años.

Aunque nadie disputa que las cesáreas protegen las vidas de la madre y el niño en situaciones de emergencia, las investigaciones recientes han empezado a concentrarse en los riesgos del procedimiento.

Riesgos reales de una cesárea

Los peligros obvios para la madre asociados con una operación de cirugía mayor
Infecciones
Dolores abdominales fuertes por la acumulación de gases, hemorragias
Lesión de tejidos y órganos adyacentes
Alteración del funcionamiento intestinal.
Riesgos de la anestesia y de las transfusiones (que son más frecuentes en las cesáreas).

Hay suficiente evidencia de que los bebés que nacen por cesárea tienen un riesgo más alto de complicaciones, tales como dificultades respiratorias, que los que nacen por parto vaginal.

se sabe que las contracciones del parto favorecen la activación de las sustancias que preparan los pulmones del bebé para la primera bocanada de aire. Por eso los niños nacidos por cesárea presentan mayor proporción de dificultades respiratorias.

suelen presentar bajos resultados en el test de Apgar . Esto podría deberse al efecto de la anestesia materna sobre el bebé o a un estado general de alteración producido por la intervención.

la cesárea altera la relación madre-hijo que debe establecerse desde el primer momento y esto incide en el amamantamiento, fundamental para la salud del bebé. “Entre los cambios de comportamiento de los recién nacidos cuyas madres recibieron anestesia peridural, como la que se usa en las cesáreas, se destacan una succión más débil y una menor respuesta a los estímulos maternos”.

Además, la depresión que aqueja a muchas madres recientes es más común e intensa en el caso de la cesárea: sienten que el parto “les fue robado”, que no tuvieron a su hijo ellas mismas, sino que se lo extrajeron.

La cesárea injustificada, además de los riesgos de una intervención quirúrgica, obliga a una recuperación postoperatoria en un momento en que la madre tiene que usar todas sus energías para establecer el vínculo con su hijo e iniciar el proceso de amamantamiento.

Un estudio realizado en 1991 en 25 hospitales de Ciudad de México y publicado en el American Journal of Obstetrics y Gynecology mostró que los bebés de peso normal nacidos por cesárea tenían 2,5 veces más probabilidades de morir en el período neonatal temprano que aquellos nacidos por parto vaginal.

Aunque los médicos continúan debatiendo los méritos relativos del parto por cesárea, nadie discute los costos adicionales que el procedimiento impone en los sistemas de salud. Varios estudios han demostrado que una cesárea típicamente cuesta entre dos y tres veces más que la atención médica de un parto vaginal.

A pesar de la creciente conciencia acerca de los costos humanos y financieros de las cesáreas innecesarias, las autoridades de salud en la mayoría de los países latinoamericanos han actuado con lentitud.

Incluso en ambientes donde se está realizando un esfuerzo concertado para reducir la tasa de cesáreas el progreso es lento y difícil. Los doctores naturalmente resienten cualquier interferencia en su autoridad para recomendar lo que consideran mejor para sus pacientes. Y en algunos países, las mismas parturientas presentan un gran obstáculo. Ana Langer, una experta de salud pública que ha estudiado el problema de las cesáreas en Brasil y México señala que las mujeres brasileñas de clase alta suelen solicitar cesáreas sin razones médicas. “Hay toda una gama de creencias infundadas”, comenta. “Por ejemplo, muchas creen que tener un parto vaginal puede disminuir su atractivo sexual después del parto.” De hecho en el reportaje que Newsweek realizó, se cita de igual manera un médico regiomontano que cree que la mujer pierde placer sexual por tener partos vaginales.

Propuestas

Antes de conocer las condiciones anormales que hacen la enfermedad… habría que tratar de conocer las condiciones normales que hacen la salud…
Antoine Bechamp

Busquemos el cambio en la cultura médica que ponga énfasis en prevenir y promover la salud.
Debemos difundir la idea de que ni el embarazo ni el parto son una enfermedad, comencemos por no proyectarlo cada una de nosotras en nuestro lenguaje cotidiano excluyendo el “¿cuándo te alivias?”; llamémosle por su nombre, omitamos el decir dolores y digamos contracciones.

Tal vez lo más difícil sea que el médico ceda el protagonismo del parto y se remita a estar presente para controlar o asistir si surge un inconveniente, dado que el embarazo y el nacimiento son fenómenos de salud y no de enfermedad. El entrenamiento médico tradicional es intervencionista y se resiste a relegar al profesional a un papel más pasivo, de observador, dentro de un proceso natural en el que la mujer -y su bebé- son los actores fundamentales.

Eduquemos, devolvámosle la confianza a la mujer en sus capacidades femeninas para que se anime a tomar las riendas de su embarazo y de su parto con responsabilidad. Preguntar, asesorarse e intervenir es la mejor manera de defender sus derechos y los de su hijo. Respetemos el nacimiento como el acto más humano que la naturaleza provee.

Hechos relevantes:

715 a.C: “Lex cesárea” Pompilio rey de Roma impuso esta ley que se aplicaba a toda madre que fallecía embarazada, entonces tanto la madre como el feto debían enterrarse separadamente. También se cree que pueda derivarse del verbo latino caedare que significa cortar El término cesárea puede ser debido a que Julio César pudo haber nacido de esta manera, sin embargo hay otras teorías de carácter histórico.

1582: Francis Rousset París, la operación cesárea en mujeres vivas.

1588: Peter Chamberlen inventó los fórceps. Su propósito original era sacar a los bebés muertos y acelerar el proceso de la labor jalando al bebé a través del canal del nacimiento

1847: El éter y el cloroformo se introdujeron en el parto.

1900: La mayor causa de muerte era la infección sistémica o fiebre puerperal, ésta se extendía de paciente en paciente mediante el personal médico y el uso de instrumentos y ropas no higiénicas.

Un articulo de 1920 del Dr Joseph DeLee en el American Journal of Obstetrics and Gynecology subraya: La labor de parto es un trabajo de empuje que amenaza al bebé; es responsable de epilepsia, idiotismo, imbecilidad y parálisis cerebral, así como de muerte. Él compara el acto de dar a luz con “colgar de la horca colocando el asidero alrededor del perineo”, “sólo una minoría de mujeres se escapan a una lesión durante la labor”, “en ambos casos la causa de la lesión, colgar de la horca y la presión en la puerta es patogénica es patológica o anormal”. DeLee recomienda la rutina de usar la episiotomía y los fórceps para evitar que la mujer sufra estas potenciales aflicciones agregando que la episiotomía podía restaurar las “condiciones virginales” ya que el daño provocado la convertía en menos deseable sexualmente.

Definición de cesárea: La cesárea es una intervención quirúrgica que permite la salida o nacimiento de un feto y sus anexos mediante una incisión de la pared abdominal y del útero. Una cesárea se realiza cuando el parto vaginal no es posible o representa algún riesgo para la madre o el feto.