Lo que nuestras familias cuentan…

Testimonios

Las experiencias de parto narradas por las familias a las que hemos acompañado en su hermoso día.

Lo que nuestras familias comparten

Más testimonios de nuestras familias…

El 19 de enero fue la mejor experiencia de mi vida, la bienvenida de Victoria. Cada vez que recuerdo ese dia, se me pone la piel chinita de lo increible que estuvo. Y lo mejor de todo, es que lo logre sin anestesia.

Desde que supe que estaba embarazada, yo siempre dije que queria mi parto lo mas natural posible, sin nada de anestesia.

Estoy muy agradecida con todo mi equipo, mi esposo Fer, mi doula Eli y los doctores Calanda y Robledo. Gracias infinitas a Eli, que sin ella no hubiera podido lograr mi parto sin anestesia.

Gracias Eli por apoyarme bastante ese dia, por motivarme y por vivir este proceso conmigo. Cuando tenía 8 de dilatación yo ya no podía más, era mucho el dolor que estaba sintiendo, yo ya me estaba rindiendo y le dije a Eli que ya no podia que porfavor me pongan anestesia. “ si puedes, ya esta a nada de nacer. Una contracción más, una contracción menos” jamas olvidaré esas palabras que me hicieron motivarme más.

Gracias Eli, por ayudarme a relajarme en la regadera con agua caliente, por ayudarme a vocalizar , por ayudarme con las respiraciones, por poner las canciones mas bonitas de Cold Play mientras Victoria nacía, y gracias también por ayudarle a mi esposo.

Todo fué perfecto, y sin tí hubiera sido diferente. Agradezco que no sólo estuviste en el día del parto, si no en todo mi proceso. Desde que te dije que estaba embarazada, hasta la fecha. Gracias por invitarme a tus cursos donde aprendimos bastante Fernando y yo.

Gracias por estar todavía al pendiente de nosotras, simplemente GRACIAS POR SER MI EPIDOULA.

Ana Pau, Fernando y Victoria

¿Cómo sería tener un hijo con síndrome de Down? ¡Que miedo… enfrentar a una sociedad!, el: ¿qué dirán?, ¿Sentirán lastima por él?..¡Tantas historias y mitos que he escuchado de estos seres humanos tan llamativos!, ¿Porque tendrán una sonrisa única y tan llena de amor?, ¡Bueno.!

Así llegó a mi vida Leonardo con trisomía 21, llamada “Síndrome de Down.”

Con mi mente en calma y respiraciones profunda, le hablaba todos los días a mí bebe en gestación diciéndole:
¡Tú eres conciencia de amor suprema!
Eres un niño de amor…vendrás a un mundo donde se carece de él, pero tú lo darás infinitamente.

¡¡Diciendo esto todos los días de mi embarazo, no pudo ser sorpresa cuando después de dar a luz se acercaron a mí con mucha cautela para confirmarme la gran sospecha!! ¡¡Así tendría que ser!! Hijo mío: ¡Bienvenido al planeta tierra!

A la Semana 36, los doctores sugerían que tenía que nacer por cesárea, no puede estar más tiempo dentro, queda poco líquido amniótico y la placenta se ha calcificado. Y me dije: ¿Otra prueba más del cosmos?

Entre en comunicación con mí bebe y le explique lo que estaba pasando y le pregunte: ¿Ya quieres nacer? ¡Pues adelante! Empújate y ya vamos a conocernos.

¡Y la magia se realizó! Leo se empujó y se empujó, tanto que sentí el dolor en mis costillas. Hablé con mi cuerpo para que dilatara, y fueron llegando las contracciones. La compañía de mi esposo, mi dula y la de las dos doctoras humanistas que tenía a mi lado, hacían que no fuera tan intenso y que estuviera tranquila y en paz, llegó la hora del parto ¡que experiencia tan única! Y LEO LLEGO TAN NATURAL …sin anestesia y sin químicos farmacéuticos.

Nació con respeto y con la armonía de todos los presentes, fue un parto de luz y de amor. Leo nació con un soplo en el corazón, y se le tenía que realizar cuanto antes sus respectivos estudios. Aquí es donde entra la angustia, son horas en el hospital esperando resultados, pero al final todo salió bien y los mejores momentos empezaron al regresar a casa con un nuevo integrante en la familia.

Dicen que la lactancia es más complicada que el parto.
En mi caso si lo fue, por el soplo en el corazón, fueron batallas conmigo misma para poder amamantar a mi niño y alimentarlo solo con leche materna. Pero fue posible gracias a todas las mamas de Nacer y Crecer, de toda la información y apoyo incondicional de mi Dula Eli, de Poly y el desfilar de mamas hermosas luchando también por una crianza de AMOR. A ellas les agradezco infinitamente, porque vi, aprendí y experimenté que el amamantar es un acto de Amor y servicio incondicional y este te lleva por viajes insospechados con tu hijo siempre en brazos.

Nacer y Crecer no es solo una institución de enseñanza para el parto y lactancia, para mí ha sido un lugar de recogimiento, de respaldo, de amor con sabiduría… ¡de OXITOXINA PURA!

Al principio decía que solo 1 año le daría pecho, pero tanta información, tanta luz y vida que hay sobre la leche materna, que recorrí la fecha de lactancia. La leche materna …el amamantar hizo un acercamiento profundo entre Leo y yo…al observarlo descubrí que estaba ¡perfecto¡, que era un niño sano, hermoso y que entendía todo lo que le decía, me escuchaba con atención y solo eran sus primeros días, este enamoramiento que se da con tanta facilidad cuando amamantas me ayudo a ver a este niño especial como mi HIJO, no como un discapacitado, no como un Síndrome de Down, si no como MI HIJO.

Abrí mi intuición de madre y cerré las puertas a todas las enfermedades y miedos construidos por los médicos de bata blanca. Y le di el SI a la salud, SI la leche materna y SI a la libre demanda.

Dejé entrar a nuestras vidas las buenas propuestas, realizadas con respeto y amor para la ayudar del crecimiento de Leo. No forzar nada, aprendimos con este niño que no hay competencias, por lo tanto, no hay tiempos establecidos.

Recuerdo que Poly en una ocasión nos dijo a las mamas del club de lactancia: Mamás no vayan contra la naturaleza porque luego se revierte. Y es verdad y totalmente lógico.
Observando la naturaleza es como el ser humano a aprendido y evolucionado, las mejores cosas que la humanidad ha hecho han sido respetando toda ley en el cosmos.
Y si en el cosmos todo es irrepetible y original ¿Por qué pretender tener un hijo como los demás? … ¿Educarlo para ser “normal”? ¿Y qué es ser normal? o ¿Quién dicta que es ser normal?

Leo nos enseña cómo romper los esquemas, como traducir su lenguaje sin palabras. Leo ha sido un niño amamantado, cargado con rebozo, sin carriola, con pañales de tela, durmiendo en colecho (cama con papas), sin médicos ni fármacos, sin terapias forzadas y con una dieta sana y vegetariana. Una Crianza de apego y amor. Desde mi panza y hasta ahora siempre le hablo, le hablo con respeto y con la verdad.

Leo está lleno de sorpresas como todos los niños, y eso es lo bonito de ser madre, ver cada día los esfuerzos de tu hijo por aprender, por alcanzar. Cada día que paso con él es un regalo, y recuerdo las palabras de mi querida Dula Eli en mi parto: ¡¡Puja, puja que ya viene tu regalo!!

A Leonardo le digo; no espero ni quiero que seas como los demás, eres lo que eres y así te amo y te respeto. Gracias por venir a mi vida.

Ana, mamá de Leonardo